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Crisalida

Sentada delante del espejo, en camerino

te enfrentas a tu reflejo y te das valor a antesde salir al escenario. 

Inspira, aguanta, intenta aplicar lo aprendido. Recuerda los últimos años. 

Coge aire bajo tus alas, sal bajo los focos y sé fuego, contra gravedad. Es tu momento, de mostrate, de dejarte ver, de ir contra todos los pronósticos. Atrévete a soñar despierta.

Coge tus pies, enfundados en las puntas, aquellos que te trajeron hasta aquí,  que te sostuvieron, heridos y se levantaron tras cada caída.

Hoy se alzarán y serán ligeros, crearán tu luminiscente rastro en la oscuridad que ose rodearte. 

Enderézate, orgullosa, ar queando la espalda, esa que tantos golpes recibió, pero que jamás se quebró a pesar de las adversidades. Hoy será tu pilar, cimbreará y vibrará,  como un junco al viento. Viento que empieza ahora a soplar a tu favor. 

Estira tus piernas, firmes, fuertes, largas, 

de mármol, llenas de las vetas más amargas, aquellas que nunca dejaron de avanzar y luchar por ti. Hoy saldarán sus deudas y te llevarán lejos. 

Mi kintsugi, mi preciosa mariposa 

con nuevas alas, recién salida de su crisálida. Hoy te cubrirás con oro y plata, 

brillará tu piel de tungsteno dando luz, sin fundirse nunca. 

Dejarás caer tu magia y tu talento será la sombra, que guarde tu espalda. 

Sal a la vida, tu escenario, deja que te alumbren los focos, aquellos que estuvieron enfocados fuera de tu marca  y enfrenta a tu público, incluso a los que no supieron apreciar tu aleteo, pero que amarán tu halo, ese rastro inconfundible.

Rompe la cuarta pared. Empieza la función. 

Mi kintsugi, mi preciosa mariposa con nuevas alas, recién salida de su crisálida. 

 

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