No sé si has sido el amor de mi vida, sólo sé que has sacado de mí lo mejor y lo peor, me has hecho sentir hasta doler, has conseguido que lo cotidiano se convirtiera en extraordinario, que poder ir contigo de la mano por la calle supusiera una emoción casi desbordante que se irradiaba hasta por mis ojos, que los mejores momentos vividos juntos hayan quedado grabados a fuego de por vida y, aunque echarlos de menos cada día duele un poquito menos, sé que siempre los añoraré. Has conseguido que los peores hayan dejado profundas cicatrices que van sanando muy lentamente, pero con seguridad, con fortaleza, y los que en su momento fueron motivo para romperme en mil pedazos, despreciarme a mí misma y alejarme de ti, hoy son los que me muestran ideas claras, limpias, los que me reafirman como persona y como mujer, los que me hacen levantar la cabeza y con voz potente y firme decir: “sí, así soy yo y no pienso cambiar por nada ni por nadie”, los que me hacen defender mi dignidad, los que me impulsan a probar una nueva vida, sin vergüenzas, sin culpas, sin cargas, limpia, transparente, llena de aventuras extraordinarias, superando miedos y retos nuevos, conociendo a gente sin temor a mostrarme tal cual soy. Son los que me hacen disfrutar de la compañía de mi propia soledad, del aire limpio de la montaña y de un buen paisaje. Los que me hacen crecer y quererme.
Has conseguido que, después de 8 años luchando por ti, por lo nuestro, dejándome pisar una y otra vez, volatilizando mi independencia y subordinando mi carácter, encuentre mi camino cada día más lejos del tuyo, pero marcado de por vida por aquellos buenos momentos que ya nunca volverán.
Sé que no eres mala persona, pero dudo de si tu comportamiento se debió a falta de valor, a falta de amor, o ambas cosas. Sólo tengo claro que dolió, aún duele y siempre quedará ahí, más o menos presente. Que fue tan intenso todo, desde el principio hasta el fin, que a día de hoy empiezo una nueva relación en la que me enseñan lo que es un amor limpio y sin cargas, que hasta dudo de que tanta ligereza sea buena. No sé si será amor de verdad, pero sí que siento que es algo bueno, me revitaliza, me inyecta ganas de bailar, gritar, reír, besar, abrazar… y pienso disfrutarlo. Ya que las cosas malas en la vida, cuando vienen no se pueden esquivar, no pienso hacerlo con las buenas.
Sólo espero que puedas hacer tú lo mismo, que encuentres ese valor que te faltó y que sepas luchar por tu felicidad. ¡Yo ya lo estoy haciendo!
Despedida
