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Adiós rutina, hola deseo

El deseo se nos escapa entre los nervios y las prisas del día a día. El deseo vive mejor entre las sorpresas, lo desconocido y lo prohibido. Porque el placer se esconde en nuestro yo más intímo e instintivo y necesita que lo miremos con otros ojos, un poco egoístas. Necesita nuevos escenarios y juegos. Ponte creativo; es muy sexy.

Una parte de nosotros mismos busca siempre la repetición, porque nos da seguridad, ahorra energía y sabemos que funciona. Y como nuestro cerebro tiende sin pensarlo a la rutina, de vez en cuando es bueno preguntarnos cómo son nuestras relaciones sexuales:¿Me siento satisfecho?, ¿son aburridas?, ¿tengo suficiente sexo? Darse cuenta hasta qué punto la monotonía se ha instalado en nuestra vida sexual y aceptarlo es el primer paso para explorar e introducir cambios.

Aunque la rutina es sinónimo de conocido, seguro, confortable, no es en sí misma nada negativa. Pero no es menos cierto que tiende a anular otros ingredientes necesarios para una sexualidad sana, estimulante, viva, como son la novedad, la sorpresa y la aventura. Dice la terapeuta sexual Esther Perel que las parejas del mundo occidental nos estamos enfrentando a una larga vida en común, llena de seguridad, pero vacía de deseo. Y es que, según su experiencia, todo aquello que se cultiva en la vida estable de pareja, paradójicamente mata el deseo. Para mantener una buena dinámica sexual conviene alimentar todo lo contrario de lo que hace crecer la seguridad. Como mantener cierto misterio y comportamientos que no siempre se asocian a las normas aceptadas de conducta, ya que el deseo no siempre es políticamente correcto. Conviene por tanto guardar un espacio para generar este misterio y seguir viendo al otro como alguien extraño, un terreno virgen por conquistar y explorar. ¿Quién no se ha sentido más atraído por su pareja cuando ve que esta se siente atraída por otra persona? Es necesario mantener una distancia entre el yo y el tú, y seguir preservando mi espacio y mi sexualidad independientemente de la pareja que tengo. Cuando se sabe y se conoce absolutamente todo sobre el otro se acaban el misterio, la aventura y la curiosidad, elementos indispensables para propiciar el erotismo.

Es bueno que cada miembro de la pareja mantenga un espacio propio en el que experimente y sienta la expresión de su sexualidad. Un espacio en el que volver a conectarse. Celos, poder, travesuras, dominación constituyen según Perel elementos que contribuyen a despertar el deseo La mente erótica más bien se acerca a un comportamiento egoísta en el que estamos más conectados con el propio yo, un yo más instintivo y presente, un yo que habita más el cuerpo y la sensación.

Para evitar la rutina conviene ver las relaciones sexuales como un aprendizaje constante, conviene apostar también por nosotros, pensar en qué queremos, descubrirnos y experimentar. La imaginación, el ingrediente que más moviliza nuestro cerebro, tendrá un papel clave. Por tanto, es importante explorar, atreverse a romper las normas, introducir más curiosidad. Así podemos boicotear esa parte de nuestro cerebro instintivo que se aferra a lo repetitivo, rutinario y estereotipado para obtener seguridad y ahorrarse el esfuerzo.

PUNTOS CLAVE

La curiosidad despierta el deseo

1. Ponte en modo relax. El cansancio y la tensión nos desconectan del cuerpo y llevan a repetir comportamientos, en lugar de permitirnos sentir. Un masaje previo, un baile o un baño caliente pueden ayudarte a conectar más con lo que deseas en el presente.

2. Explotar todos los sentidos. La rutina en la sexualidad tiende a reducir la actividad sexual a la zona genital. Proponerse implicar otras zonas del cuerpo y todos los sentidos es una manera fácil de introducir la novedad. Por ejemplo, prohibido mirar y tocar para poder saborear, escuchar y oler.

3. Cambiar de escenario. En la cocina, la terraza, por el suelo… Hacer el amor en otros lugares y momentos del día es otra forma de introducir el factor sorpresa. Atreviéndonos incluso en algún lugar público (playa, parque, la montaña, un baño público, un probador…). Aunque tal vez no pouedan llegar a ser relaciones sexuales completas, la emoción del riesgo a ser descubierto seguro que acelerará el deseo.

4. Nuevas estrategias. Ampliar las formas de contacto, el ritmo, el orden… introduciendo cambios pequeños sin más, sentiremos cosas muy diferentes. Si habitualmente vamos rápido hacia la penetración, conviene explorar cómo es “prohibirse” o retrasarla lo más posible. O si siempre utilizamos una estimulación manual,
probar cómo es hacerlo con la boca, los pies, etc.

5. Impón otras posturas. Animarse a practicar sexo en otras posiciones, analizando qué sentimos para después contarnos todas las sensaciones con pelos y señales.

6. Juegos y juguetes eróticos. Inventar nuevos juegos sexuales, ropa sexy, películas, cuerdas, vendas, alimentos o aceites… Ser curioso y explorar.

7. ¿Cambiamos de papel? Si consciente o inconscientemente cada uno desempeña siempre el mismo rol, cambiadlos. Si tú eres la “dominada”, pasa a ser la “dominante”, o viceversa. Será excitante poder veros con otros ojos.

Resérvale un espacio al misterio para poder mirar al otro como algo desconocido, un extraño terreno que deseas conquistar

Mireia Darder
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