Ella me escucha como si no hubiera tiempo,
nunca dice que ya es bastante,
o que lo que explico no es importante.
Sólo escucha y paciente mis quejas
intenta aplacar mis tormentas.
Luego se mete en su interior
a un lugar donde no puedo seguirla.
A veces se muestra tranquila y ausente,
otras con tanto pesar que el llanto la vence.
Y sin embargo a pesar de todos sus defectos
de sus inseguridades y errores,
ella es fuerte, decidida y valiente
no parece romperse fácilmente.
Lleva silencios en su espalda,
recuerdos ocultos en su desordenada mente.
Es tan extraña como cercana
y no aspira a ser en absoluto diferente.