Está entre las primeras series en Netflix. 30 minutos de capítulo. Ligera, desenfadada, un poco cómica, dulce y sin grandes recursos.
¿Dónde está el poder de su atracción?
EMILY… He conectado con su positivismo. Con su sonrisa. Con mirar cada día como si fuera nuevo. Con su ilusión, con sus ganas. Para ella nada es obvio. Y los obstáculos con salvables. Y si no lo son, pues cambia de rumbo. Siempre con los labios rojos, siempre sonriendo.
Defiende sus principios, tiene claros sus límites y el respeto que merecen. No juzga ni critica. Vive como quiere vivir, su vida, no la de los demás.
Se prioriza, se quiere. Se cuida. Se ilusiona con el trabajo, disfruta de su soledad y de los colores de su vida.
Me encanta su ropa. Define maravillosamente su personalidad. Rica en colores y matices, ponible a cualquier hora, desenfadada, divertida, sin límites para apasionarse.
Agradezco una serie así. Una serie que imprime un punto de esperanza, de alta energía, de que todo es posible si lo deseamos y trabajamos para conseguirlo.
Puedes verla como yo o puedes verla de otra forma. Te pregunto. ¿De qué forma suma a tu vida aquello que haces?
Emily in Paris suma a mi vida porque la quiero ver así. Quiero cosas en mi vida que sumen o multipliquen. Es mi responsabilidad tener las ganas, la actitud y la valentía de ver con las gafas con las que lo hago, de quererlo y de ir a por ello.
La vuelvo a ver por segunda vez. Ahora la disfruto de una forma diferente. Caigo en la cuenta de otros detalles que me gustaría incorporar a mi colección de buenas formas de vivir bien, con coherencia y naturalidad.
¿Qué cosas vives tú que al añadirlas a tu vida le dan otro color? ¿Qué has sumado últimamente? ¿Qué crees que te impide sumar cosas?
Con amor, Susana