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Hacerse mayor…

Te das cuenta de que te estás haciendo mayor cuando se te ocurre ir “de marcha” una noche por los locales de moda. Las hormonas revolucionadas de todos esos post-adolescentes (y algún que otro adulto con complejo de Peter Pan) llegan a veces a niveles ridículos.

La música sigue haciendo que a una le apetezca mover el cuerpo, pero ¿cómo? si es realmente imposible. Te encuentras de pie, entre un montón de gente que va y viene, te empuja y tienes que pasarte el rato intentando mantener el equilibrio para que no se te caiga la copa. Charlar con tus acompañantes es misión imposible. Así que lo único que puedes hacer es dedicarte a ver el “desfile”. Si, porque, señores, realmente todo parece un desfile. Jóvenes musculados a base de machacarse en el gimnasio para poder presumir de bíceps bajo ajustadas camisetas. Jovencitas compitiendo por ver cuál lleva la minifalda más corta (algunas no sé cómo se pueden sentar…), los escotes más impresionantes y los tacones más altos. Todo esto aderezado con buenas capas de maquillaje (algunas pintadas cual puertas).

Y te vuelves a dar cuenta de que empiezas a ser mayor cuando vas al baño y esperas la cola pacientemente (o impacientemente). Ni siquiera te molestas en mirarte en el espejo, retocarte los labios, recolocarte los pechos para que el escote sea más exuberante. Lo único que te apetece es descargar las copas que has ido acumulando en tu vejiga. Y sigues viendo el desfile. El noventa por ciento de las jovencitas lleva tacones de vértigo, sandalias monísimas y muy estilosas; pero el problema es que el ochenta por cien de ese noventa por ciento no sabe andar con ellas, con lo cual el estilo se queda en la zapatería, cuando las sandalias estaban en el expositor. Las ves a todas ellas desfilar, con andares de pato, subidas a sus andamios, y te da la risa. Pobrecillas… piensas. Y tú ahí sigues, esperando a que uno de los baños quede libre. Haces lo que tienes que hacer y te vas, subida a unos buenos tacones también, pero con paso firme y seguro. Porque, si algo bueno tiene hacerse mayor, es que puedes andar segura sobre unos buenos tacones, y si no sabes o no puedes, declinas hacer el ridículo y te pones calzado bajo. Y no tienes que presumir de nada. 

Así que, decididamente, no quiero volver a tener 20 años… Me gusta hacerme mayor. Aunque me esté volviendo una cascarrabias…

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