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La personalidad

A lo largo de mi vida he escuchado tantas veces la misma frase cuando alguien intentaba definir algún rasgo característico en mí… “Tiene personalidad”…

Y yo digo: obvio. ¿Acaso no la tenemos todos?. Somos personas, ergo tenemos personalidad. Cada uno la suya. Es lo que nos diferencia a los unos de los otros. 

Y, en gran parte de las ocasiones, añadían el adverbio de cantidad: tiene “mucha” personalidad. ¿Acaso la personalidad es cuantificable? ¿se puede tener mucha o poca?. Pensando en ello, me resultaba, cuanto menos, extraño. ¿Qué querían decir? ¿que soy rara? ¿que soy especial? ¿que tengo mal genio? ¿que me visto como un payaso?. A mi entender, para referirnos a la personalidad de alguien debería añadírsele algún adjetivo calificativo. Ya sea positivo o negativo. Una persona puede ser simpática, amable, alegre, divertida, seria, tacaña, irascible… 

Según la RAE, el término personalidad puede tener distintos significados: 

1- Diferencia individual que constituye a cada persona y la distingue de otra

2- Conjunto de características o cualidades originales que destacan en algunas personas

3- Persona de relieve, que destaca en una actividad o en un ambiente social

4- Inclinación o aversión que se tiene a una persona, con preferencia o exclusión de las demás

Y esto sin añadir los significados en temas de Derecho o Filosofía.

Según la primera definición, la personalidad es la que distingue a unas personas de otras. Por lo tanto, es algo intrínseco en el ser humano. No implica algo bueno ni malo. Simplemente, la tenemos. Serán los adjetivos que adjudiquemos a cada persona lo que definan su personalidad.

Pero ¿qué es tener mucha personalidad?. Con el paso de los años, he podido darme cuenta de que la gente suele decir que una mujer tiene mucha personalidad cuando dice las cosas sin tapujos, cuando sabe hacerse oír, se expresa sin miedo, libre, sin preocuparle el qué dirán ni las etiquetas que le pueda poner la sociedad. Que tiene las ideas claras, que conoce sus virtudes y también sus carencias.

Habitualmente, también se suele decir que una mujer tiene personalidad por su vestimenta. Si se sale de los dictámenes de la moda y viste de un modo original y algo distinto a lo habitual, sin vergüenza, con descaro, con seguridad…

En cambio, cuando una mujer se deja influir, parece no tener ideas propias, se mueve cual títere… entonces se dice que “no tiene personalidad”. No creo que esto sea correcto. Simplemente, puede ser una mujer sumisa, o tímida, o sin aspiraciones. Pero no una mujer sin personalidad. Insisto: todos tenemos personalidad. Es algo que viene de serie. Algo innato. Características que vienen asociadas a nuestro adn. Ahora bien, depende de nosotros qué partes potenciemos de nuestra propia personalidad. Si queremos que los adjetivos calificativos sean positivos o negativos. Yo lo tengo claro: prefiero que digan que mí que tengo mucha personalidad a que digan que no tengo ninguna.

Así que si la gente piensa que tengo “mucha personalidad” porque soy una mujer con las ideas claras… Lo tomaré como un cumplido. Y me siento orgullosa de ser una mujer con personalidad

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