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LUZ EN LA VENTANA

Miras de reojo la luz que, a intervalos, deslumbra tu observar. Parece tan lejana e inalcanzable que no te has cuestionado nunca si eres capaz de atraparla, de abrir una brecha para dejar que algo nuevo inunde, abarque tu interior y acabe, definitivamente, con todo aquello en lo que confiaste y que se está desmoronando. Tu precedente deja paso al miedo.

El miedo. Siempre el miedo. Esa sensación que te limita y te impide darte cuenta de lo mucho que mereces y los poco que has considerado tenerlo, hasta ahora.

En las madrugadas, intentas ahuyentar ese vacío que te ha hecho conformarte con las migajas que caían de la vida a tus pies. Con los restos que no querían y con la cobardía ajena. Has respirado durante tanto tiempo la toxicidad de egos inmensos que tu cuerpo ya no tiene espacio para contenerla.

Aunque a veces resulte extraño e irreal no haber considerado antes huir, salir corriendo y alejarte, ahora es la única decisión que entiendes como adecuada. Estás preparada para pronunciar las palabras ” ya no más, ya no para mí”· Renuncias a los ciegos que no quieren ver, al arrastrar de anclas que buscan aferrarse a un fondo creyendo que las olas van a dejar la corriente.

Escapas hoy de la impasividad, de la negación al cambio, de la “no búsqueda” del daño en uno mismo. Dejas de anotar tus errores y aciertos en una lista interminable que no te representa y decides empezar a ser. Ya no quieres marcar con cicatrices lo bueno y lo malo. Ahora, decides construir de cero y observar como se desarrolla todo. Sin temor o prisa.

Aunque sea difícil, busca en tu interior sin rendirte, trata de encontrar tus demonios más oscuros para hacerlos tus aliados. Vacíate y suelta todo aquello que una vez te hizo daño y limpia los trozos del alma quebrada y deslustrada tras la batalla.

Puede que, entonces, seas capaz de abrazar tu alma de sombras, sujetarla y calmarla hasta que sea capaz de creer una oportunidad para ella en un espacio cómodo y en paz. Ojalá entonces abras los ojos para descubrirte en miradas menos crueles, más sinceras que las que anteriormente te observaban. La luz que ahora ves te permita echar raíces para no temblar con el viento de los cambios inevitables.

Ojalá te empieces a sentir conectada, centrada, plena y con ganas de todo. Y reconozcas que solo te necesitabas tú, sin elementos accesorios. Un día descubrirás que eras tú quien planificaba y dirigía tu camino, que nadie más trazaba tu destino. Pero aún solo eres una mirada en esa luz de la ventana, lejana. Hasta que te atrevas a acercarte, a abrirla y a salir a caminar hasta donde decidas, allí donde quieras pintar tus límites.

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