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Mi amado monstruo interno

Es imposible no sentir miedo, y créanme, estos pequeños tienen la costumbre de alimentarse de él, llegando a convertirse en un monstruo gigante, aterrador al inicio, pero a quien aprendí a comprender y a querer. Pues díganme, ¿quién no baja la guardia al ser validado, comprendido, respetado y querido? Es así que de pronto empezó incluso a mostrarse tierno y empático conmigo.
 
Mi monstruo me ha ayudado mucho. Gracias a él he podido entender que soy una persona muy racional pero porque me cuesta conectarme con mi lado más sensible. Me ha hecho entender que soy vulnerable, pero no por eso débil y que tengo más fuerza para superar los problemas de la que yo creía.
 
También descubrí que dependo mucho del que dirán, aunque trate de aparentar que no es así y que tengo miedo a amar tanto a alguien que me lleve a perder el control, pero ¿cómo se ama tan controladamente? Entendí que está bien perder la cabeza un poquito a veces, a pesar del temor a salir lastimad@.
 
Mi monstruo y yo ahora somos amigos, nos queremos (aunque a veces es muy difícil), y bueno hemos entendido que nos acompañaremos siempre. Ambos iremos cambiando con el tiempo como consecuencia de mis vivencias. Aparecerán nuevos miedos, pero siempre será una parte mía, así que ¿cómo no aceptarlo y quererlo?.
 
Es así que hemos hecho una tregua. Yo lo dejó salir, lo siento, lo comprendo y lo ayudo a entenderse. A él le cuesta mucho racionalizar las cosas, sólo ha aprendido a sentir y yo pienso mucho, entonces nos complementamos. A cambio, él ha prometido no inmovilizarme y recordarme con sus diversas mutaciones a lo largo del tiempo, todos los miedos superados y por ende, todos los aprendizajes que hemos logrado juntos.
 
No le tengan miedo a sus monstruos internos, ellos tienen más miedo que ustedes. Acéptenlos, ayúdenlos a entenderse y compleméntense. No queda otra, finalmente ellos sí serán sus compañeros de vida por siempre. 
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