Se acerca el final del año y con ello normalmente hacemos balance de cómo nos han ido las cosas. Descartamos aquello que ya no nos sirve y damos gracias por lo que consideramos que ha sido positivo.
Pero a veces las cosas no son lo que parecen y lo que catalogamos como negativo no lo es tanto y aquello a lo que damos más valor en el fondo no merece la pena atesorarlo.
Hace uno días que fui al oftalmólogo porque tenía un punto negro en la conjuntiva de mi ojo derecho. Al principio creí que era del lápiz que utilizo para pintarme pero al ver que no se iba decidí ir al médico.
Lo que más me sorprende es lo rápido que se han desencadenado los acontecimientos. Y es que el puntito negro ha resultado ser un melanoma ocular.
Asi que ahora me enfrento a una intervención quirúrgica el día 14 y luego a esperar el resultado de la biopsia.
Y así termina mi año. Pero lejos de sentirme triste o afligida he empezado a desarrollar una mirada más amplia donde abarco positivamente toda esta situación.
Y es que este reto me hace ver que la vida tiene sus propios planes aunque a veces no se ajusten a la realidad que soñamos. Pero al mismo tiempo eso me permite soltar el ansia de control y entregarme a los acontecimientos con una apertura de miras y con un espíritu más amable y bondadoso.
No se lo que me depara el destino. Pero sea lo que sea abrazo cada momento y lo vivo como una oportunidad para sanar, perdonar y apreciar el maravilloso don de la vida.
Porque a veces las crisis son puertas abiertas para que el Amor florezca en nosotros. Y lo que tomamos como un inconveniente en el fondo es un regalo.
Por eso estas Navidades las voy a vivir de forma muy consciente y agradecida por todo el cariño de la gente que me rodea. Sin deseos, sin expectativas, pero con un presente repleto de Paz y Gratitud.