Sin duda, eres mujer.
Con ese aire de galerna enfadada, levantas tus brazos hacia el cielo,
gritas como una madre que educa a sus hijos.
Los rizos de tu melena salpican verdades en clamor de algas.
Amas y danzas la vida en piruetas, de frente hacia la costa.
La espuma, tu beso.
El bucle, tu abrazo.
El azul, tu mirada.
Espejo siempre leal. Muéstrame el rostro que gobierna el silencio.
Teresa Iturriaga Osa
Fotografía: Tato Gonçalves ©