Las noches son cada vez más largas, interminables en tu compañía, el amanecer se vuelve un enemigo a vencer, sin sentido pues nos lleva a una realidad de amigos que solo fingimos, pues la pasión es la verdadera relación que existe entre nosotros, una verdad que buscamos mantener alejada de una realidad que nos destruiría.
Tu piel blanca es un vicio interminable que marca el camino del desvelo, tus ojos azules el mar en el que pudiera saciar mi interminable sed y el castaño de tu cabello esos árboles donde mis raíces comienzan a germinar y mis deseos no terminan simplemente comienzan, pues cada rincón de tu cuerpo se ha vuelto mi refugio, con sentidos diferentes pero un mismo fin, simplemente ser uno mismo.
Pero ese amanecer nos recuerda una realidad que buscamos eliminar, nuestro camino es el mismo aunque con diferentes sentidos, mi pasión se desborda con un simple roce, con una mirada o incluso con una palabra, pero al final decidimos vivir engañando al mundo para ser libres al momento de amar, ya que nadie se imagina el verdadero sentir de nuestras miradas, que podrían delatarnos en cualquier instante, pues son las miradas quienes hablan de nuestra realidad.
Pero es un diario andar el cual elegimos al no exponer nuestro sentir a nadie, esconder que más que amantes somos uno mismo y que sin necesidad de papeles nos pertenecemos el uno al otro, que jamás nos cambiariamos y mucho menos nos perderíamos, que somos más que una familia pero al mismo tiempo somos el mundo el uno del otro, que no fingimos sino que somos capaces de coexistir en este mundo sin necesidad de poseernos.
Ya una vez lo vivimos y jamás permitiremos que nadie nos destruya de nuevo, pues el amor no es posesión, la pasión es meramente posesión carnal, pero la vida que elegimos en compañía tu y yo nos da la libertad de existir y sentir de forma conjunta, siendo libres y al mismo tiempo esclavos por elección de nuestras emociones, acaso alguien podría comprender que al amar se es libre y es esa libertad la que se comparte a cada instante y se vuelve pasión por las noches y es ahí cuando la verdadera batalla comienza.
La batalla por no desfallecer y seguir existiendo como seres individuales sin fusionarnos pero siendo uno, sin guerra pero llevando una invasión perfecta, pues invades mi intimidad y te adueñas completamente de mis sentidos y de cada una de las emociones que surgen de esa batalla que donde más que un enemigo eres el aliado de mis deseos más profundos.
Acaso esto tiene fin, es la pasión interminable cuando la acompaña el amor y la locura al mismo tiempo, aún no descubro esa respuesta, ya que es una interrogante que me da vueltas en la cabeza de manera constante y cada amanecer Al momento de observar ese océano que son tus ojos recuerdo que esa inmensidad es la que me lleva a perderme de nuevo en ti.