¿Y si te preguntas por qué?
Porque mis ojos no ven tus bellos ojos;
sino leen lo que dicta tu apasionada mirada;
porque mis anhelos no toca tú ardiente piel;
sino siente el éxtasis que de ella emana.
Porque mil labios no muerden
tus carnosos rojos labios;
sino se deleita con el sabor
de un amante ávido.
Porque mis piernas no sólo se
entrelazan con tus fuertes piernas,
sino me conducen a disfrutar de tu
adictiva esencia.
Porque mi boca no sólo saborea
tu escultural y monumental encanto,
sino experimenta la pasión que con
fuerza sana como palo santo.
Porque mi dulce morada, no sólo
se estremece cuando la penetras
sino baila sin cansancio
cuando te recuerda.
Porque en cada indeciso encuentro
exprimes sin piedad
hasta el último aliento,
dejando sumiso y dócil
al impávido deseo.
Porque aunque la adulta razón
es insistente al implacable espejo,
dejas la huella en el alma
de un quizás, impredecible regreso.
Porque en cada caricia
que embellece mi sentir por tu presencia
siento la fuerza estremecedora
y la respuesta del porqué de su existencia