Este aceite tropical seduce con su sensual aroma y textura untuosa, pero además es ideal para hidratar y tratar la piel y el cabello.
El verano en la playa o la piscina casi huele al dulce aroma del coco. Ese olor con un toque anuezado y avainillado evoca sol y agua a nuestros pies. De hecho, el aceite de coco se asocia a las cremas de protección solar y bronceado. Sin embargo, es mucho más que un aroma que añadir a los productos cosméticos. En los últimos años se ha distinguido como un producto estrella de salud y belleza.
El aceite de coco se extrae de la pulpa del fruto. A temperatura ambiente, es un aceite blanco y semisólido, con más del 90% de grasa saturada y ácidos grasos esenciales, además de ácidos láurico, palmítico y mirístico. Al contacto con la piel se funde fácilmente, lo que lo hace ideal para utilizar en innumerables productos cosméticos.
Como ingrediente se puede comprar virgen o refinado y cada vez es más común verlo tanto en la sección de belleza como en la de alimentación de supermercados y herbolarios. Ya no está relegado al apartado de cosméticos de verano; cada vez más productos lo contienen como ingrediente bajo el nombre de aceite de coco o cocos nucifera oil.
Muy hidratante
Las propiedades del aceite de coco en uso externo son muchas. La más básica es su capacidad de hidratar tanto la piel como el cabello. Además es antioxidante, antifúngico y antibacteriano.
El ácido láurico da al aceite de coco propiedades antimicrobianas y solventes, por lo que se usa para tratar pieles problemáticas y limpiar el maquillaje y otras impurezas. El ácido mirístico mejora la absorción del aceite por la piel y de ahí que la industria cosmética lo utilice también en diferentes fórmulas. El ácido palmítico lo hace ideal para elaborar jabones tras ser tratado con sosa.
Por otro lado, el aceite de coco, por su consistencia y manejabilidad, es un gran ingrediente para elaborar en casa cremas frías y pomadas.
Piel sensible o con acné
El aceite de coco está muy indicado para pieles sensibles. Sus propiedades antimicrobianas, antibacterianas y antifúngicas lo hacen asimismo adecuado para las pieles con acné. El aceite de coco limpia la piel de impurezas y mejora la inflamación típica del acné; sus vitaminas E y K previenen, además, las marcas y cicatrices que puede dejar.
Si se tiene la piel sensible o seca, el aceite de coco es ideal, por ejemplo, para limpiarla e hidratarla por la noche.
Un cabello bien nutrido
El cabello también se beneficia de las propiedades del aceite de coco. Lo sabían bien las mujeres de la Polinesia, que durante siglos han macerado en él las fragantes flores de tiaré para elaborar el famoso monoï de Tahití.
En el cabello seco, una cucharada de aceite de coco templado –para hacerlo líquido– aplicada por toda la cabeza con los dedos y un suave masaje aporta hidratación y brillo; se puede dejar una hora o durante toda la noche.
Para la caspa causada por una infección por hongos, el aceite de coco puede ayudar gracias a su propiedad antifúngica. La caspa producida por sequedad en el cuero cabelludo también mejora con esta hidratante mascarilla.
Algunas personas son sensibles al coco. Si se nota cualquier tipo de reacción como picazón, rojez o sarpullido, debe dejarse de usar immediatamente y asegurarse de elegir cosméticos que no contengan aceite de coco.
También hay que ser precavido a la hora de emplear este ingrediente para dar a la piel un bronceado más intenso, por muy tentador que sea. Lo que hace a la piel bella es que esté hidratada, tersa y sana, tres cosas que el broncearse no aporta en sí mismo.
Nuevo aliado
Se está reivindicando el aceite de coco como alimento pese a sus grasas saturadas, pero solo el extra virgen (nunca el refinado), por su efecto sobre el metabolismo. Los veganos lo usan para lograr la cremosidad de la mantequilla.