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Irene Escolar, la estrella que viaja en metro

Irene Escolar es una actriz que lleva una carrera meteórica. Y es noticia porque estrena el espectáculo unipersonal Leyendo Lorca en el Teatro Pavón Kamikaze tras su paso por el Festival de Otoño a Primavera de Madrid y reestrena El Público también de Lorca, en el Teatro de la Abadía. Además de haber recibido este año el Premio Goya a la Actriz Revelación por la película Un otoño sin Berlín e interpretado a Juana la Loca en la serie de televisión Isabel.

Antonio Hernández (AH) – ¿Es este el año Lorca de Irene Escolar?

Irene Escolar (IE) – Es el año de Lorca. Es el aniversario de los 80 años de su asesinato. Y para mi es un año muy especial que va acompañado de la mano de Lorca.

AH – ¿Por qué Lorca?

IE – La primera obra de teatro que hice profesionalmente, con nueve años, fue Mariana Pineda. Y no me había vuelto a enfrentar a nivel profesional a ningún texto de Lorca.

A mí su obra me ha marcado mucho porque mi abuela [Irene Gutiérrez Caba] hizo La casa de Bernarda Alba. Un gran referente, una película que he visto muchas veces.

También porque Nuria Espert ha formado parte de mi vida y la he escuchado muchas veces recitar a Lorca.

Y porque tuve la suerte de hacer un taller en Venecia con Lluís Pasqual que me descubrió la figura de Federico a un nivel muy personal. Creo que Lluís es un sabio sobre Lorca.

El círculo se cierra con El público que es una obra que Lorca escribe después de haber cosechado un gran éxito con Mariana Pineda. Una obra muy diferente, pero también es una obra muy personal y la más compleja.

Yo, y el resto de compañeros, nos tuvimos que empapar de sus imágenes para entender El público. De Poeta en Nueva York, de lo que había vivido en ese momento, de un análisis exhaustivo de la obra, de lo que hay detrás de cada palabra

En su vida cada uno habla desde su experiencia. En mi vida Lorca ha tenido mucha fuerza y he podido acercarme a él de una manera muy especial.

AH ¿Qué tiene que enseñar la poesía a una actriz o a un actor?

IE – La poesía activa la imaginación, que yo creo que es la gran herramienta del actor. Y activa la empatía. Son imágenes que hablan.

AH – ¿Por qué activa la imaginación?

IE – Porque la poesía crea imágenes. Para poder transmitirla tu tienes que imaginarlas primero. Tienes que verlas. Por ejemplo, [se para buscar en su cabeza unos versos de Lorca sin dejar de mirarme] “Cuando las ninfas hablan del queso, éste puede ser de leche de sirena o de trébol” [Cuadro 3ª, Muro de arena, El Público] Fíjate la de cosas que tienes para buscar en tu imaginario y en tus imágenes. Inventártelo tú. Eso despierta mucho la imaginación.

AH- ¿Y la empatía?

IE – En el caso de Lorca porque es una poesía muy honesta que habla mucho desde sus sentimientos, del amor, por ejemplo, en los Sonetos del amor oscuro. Son poemas muy personales en los que él habla de su experiencia y a medida que los voy haciendo me doy más cuenta de eso.

Está contando momentos que no debieron ser fáciles para él tampoco. Un momento histórico en el cual el amor libre, que era lo que él defendía, no era aceptable.

Ponerte en la piel de alguien que tuvo que pasar por eso aviva la empatía.

AH – ¿Cómo se consigue tener un currículo, sobre todo teatral, como el suyo?

IE- Con mucho tesón, con sacrificio y con suerte.

AH – ¿La suerte es importante en la vida de las personas?

IE – Yo creo que sí. Aunque con la suerte solo no se llega a ningún lado. Es una combinación de todo un poco. De las decisiones que tú tomes, de las prioridades que establezcas, del sacrificio que estés dispuesto a hacer por lo que quieres. Pero también hay algo incontrolable que es la suerte.

AH – Entonces ¿cree que es cierta esa máxima de que hay que trabajar para tener suerte?

IE – Sí, si lo creo. Lo que pasa es que luego te encuentras con gente tan talentosa que no levanta cabeza en esta profesión. Que no tienen una oportunidad. Y no es porque no trabajen o porque no se esfuercen. Entonces falta algo. Es esa maldita suerte.

AH En ese trabajo que hay que hacer para tener suerte ¿cómo de importantes son los compañeros de viaje?

IE – Sin duda alguna. Para mí lo más importante es la persona que tengo enfrente. Y cómo van marcando tu camino la gente de la que te rodeas.

Para mí empezar con Àlex Rigola cuando tenía 17 años ha marcado mi carrera. Porque descubrí un tipo de teatro que para me era muy desconocido. Porque posteriormente me permitió formarme en Venecia cuando él era el director de la Bienal de Teatro de dicha ciudad.

Ahí abrí los horizontes. Vi qué tipo de teatro quería hacer. Con qué directores europeos quería trabajar. Ha sido como un “chute” de vida. Eso fue porque conocí a Àlex.

AH Su carrera va como un tiro y muy deprisa por las etapas que está cubriendo ¿quién le pone los pies en la tierra?

IE – Yo. Muy a mi pesar. No lo digo como algo bueno. Soy muy exigente, muy poco conformista y tengo mucho miedo. Tengo mucho miedo a que en esa carrera que voy tan deprisa tenga un accidente.

AH – ¿Cómo se vence el miedo?

IE – Poniéndose retos. Leyendo Lorca. Para crecer hay que ponerse esos retos. Porque una vez que uno se pone en el escenario no se puede perder ni se puede perder el tener los pies en la tierra. La escena no te lo permite.

AH – ¿Ha sentido alguna vez que estaba a punto de dejar de tener los pies en la tierra?

IE – La verdad es que no. Vengo de una familia que me ha enseñado mucho. Que esto va y viene. Que lo importante es mantenerse. Es con esto con lo que uno hace. Es lo que yo intento. Tampoco tengo grandes metas. Solo ir creciendo. Si puedo hacerlo en esta profesión seré inmensamente feliz.

AH – ¿Qué es ser honesto en el teatro?

IE – Ser honesto con uno mismo. El buscar el no fingir. Buscar el que haya vida de verdad. Que estén pasando cosas en el presente. Es lo más difícil pero es lo que busco.

AH – ¿Es lo que dice Lorca en El Público, sacar los muertos del teatro y meter la vida?

IE – Eso es.

AH – ¿Cómo lo hace?

IE – Intentando ser precisa. Concreta. Buscando siempre el presente. Es agotador. No siempre se consigue pero hay que buscarlo.

AH – ¿Cómo se consigue cuando suenan los teléfonos móviles en la sala?

IE – Bueno, mantienes la concentración. No puedes perder el hilo. Es una pena, la verdad, que suenen los teléfonos. ¿Qué vas a hacer? Es la vida. Es lo inesperado.

AH – ¿Qué se hace con lo inesperado cuando aparece en escena?

IE – Si estoy lo suficientemente viva y receptiva, pues aprovecharlo.

AH – ¿Algún momento inesperado en escena del que esté contenta por lo que le permitió hacer?

IE – En [la obra] Agosto mi personaje se fumaba un porro y luego su madre le echaba una bronca. Un día Carmen Machi, que hacía de la madre, salió de entrecajas con no sé qué que se había dejado puesto en la cabeza. ¡Me dio un ataque de risa! Y de pronto entendí que esa escena había que hacerla con ese ataque de risa, pero no solo porque me hubiera dado la risa al ver a Carmen, sino porque era lo que le tenía que pasar a mi personaje. Así que nunca sabes.

AH – ¿También fue un reto para combatir el miedo el que produjese El cojo de Inishmaan?

IE – No, no fui productora para nada. Yo solo leí el texto y pensé. “Ahora me vendría bien hacer este personaje porque sino no me lo van a ofrecer a mi. A priori no me pega.” Otro reto.

En realidad fue Gerardo Vera quien lo sacó todo adelante. Solamente leí la función, lo demás es cosa suya. Para mí fue más un compromiso personal y artístico.

AH – ¿Hay compromiso personal en lo que hace?

IE – Sí. Un artista siempre tiene que tener un compromiso con lo que hace. Tener compromiso es un deber moral con el público. Bueno al menos el tipo de teatro que a mi me gusta.

AH – ¿Cuál es el tipo de teatro que le gusta?

IE Castellucci, Declan DonnellanJan Lauwers…

AH – ¿Y en España?

IE – Con todos los que he trabajado. Àlex Rigola, Andrés[Lima], Pablo Messiez, Miguel [del Arco], Julio Manrique

Todos son muy conocidos, pero te voy a dar los nombres de dos chavales de Barcelona. Se llaman Marcel Borràs y Nao Albet [actor con el que comparte escena en El Público] Escriben sus obras desde que tenían trece años hasta ahora y para mí son el futuro del teatro.

AH – ¿Tienes algún proyecto con ellos dos?

IE – Sí. Un proyecto en Madrid. Hacen una apuesta muy arriesgada, muy diferente, son muy jóvenes, son libres. Da gusto trabajar con ellos.

AH – Todos son hombres y ¿con mujeres?

IE – He trabajado con Carlota Ferrer. Es una grandísima profesional. La conocí en Días mejores. Ella era la ayudante de dirección. También con ella descubrí el teatro. Le debo mucho a Carlota. En mi formación también y en muchas cosas.

Y luego está Bárbara Lennie me parece una mujer interesante con la que trabajar.

AH – Bárbara Lennie no dirige ¿pregunto más por directoras o autoras teatrales?

IE –Es que no hay muchas mujeres autoras o directoras.

AH – ¿A qué crees que se debe?

IE – A que la mujer siempre ha tenido un papel secundario. En todo en general.

Leyendo Una habitación propia  Una habitación propiaVirginia Woolf hace una reflexión muy interesante sobre la hermana de Shakespeare. Si con el mismo talento que él hubiera querido ser lo mismo que Shakespeare y hubiera llamado a la puerta de un teatro diciendo que quería actuar, de entrada no la habrían dejado. Las mujeres entonces no podían actuar. Si hubiera dicho que quería escribir, se hubieran reído en su cara.

Lo que habría pasado seguramente es que habría vagabundeado por donde estaban los teatros. Se habría hecho prostituta o alguien la habría dejado embarazada y hubiera acabado tirándose al río.

Esa es la gran diferencia. A nivel creativo y artístico, si la mujer ha estado relegada a no poder votar ni estudiar, imagínate a escribir poesía o querer hacer algo relacionado con el teatro.

AH – Cambiemos de tema. Esta es una de las muchas entrevistas y de actividades profesionales que ha tenido hoy ¿cómo se cuida una actriz para poder responder a tantas exigencias?

IE – Rodeándote de personas que te den estabilidad y equilibrio. Leyendo. Yendo en el metro mirando a la gente

AH – ¿Y en el metro la reconocen?

IE – No, no me reconocen.

AH – ¿Cree qué se debe a que se dedica más al teatro que al cine?

IE – Seguramente sí. O más al teatro y al cine que a la televisión. Cuando más te reconocen es cuando sales en televisión. En eso me siento muy afortunada.

AH – Y en televisión ¿por qué no está tan presente?

IE – Es una decisión porque no se puede estar en todo. Hay que tener prioridades.

AH – ¿Una forma de cuidarse es saber lo que uno quiere hacer?

IE – Una forma de cuidarse es tener las prioridades claras.

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