Luz que huye del día,
que quiere alumbrar en la noche cerrada.
Agua cruzando el puente,
deslizandose del suelo a la copa.
Piel que acaricia su carne,
presintiendo el palpitar cálido.
Ojos que se cierran.
Alma que se abre
para acoger verdades más claras.
Quizás ya no es todo como estaba marcado.
Las manecillas
empiezan a girar al contrario,
para revivir de nuevo el pasado,
borrar así las faltas,
los momentos perdidos,
el enfado y el odio.
Vuelven las lágrimas
a secar a sus cuencas,
los pies desaprender y alzan el vuelo.
Esta mañana,
la naturaleza, envolvió con su crisálida
a los edificios para sumirlos en un sueño,
y el pasado regresa a la vida,
respira tratando de tener
una nueva oportunidad.
¿Querrías vivir al revés los días,
de tarde a mañana, de hoy hacia ayer?
Volver, tal vez, a sembrar una semilla
de sonrisa radiante en tu rostro,
recordar lo olvidado,
morir para volver a nacer.
En ocasiones
la vida debería fluir de futuro a pasado,
conocer y olvidar después,
para seguir solo los instintos.
Hacerlo todo bien, por primera vez.