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Wenting Kang o cómo dotar a la viola de una voz propia

Para mí, enseñar es aprender

Wenting Kang es una intérprete de viola procedente de China que acaba de presentar el disco Mosaicen el Club Matador. Un disco dedicado a composiciones breves de música clásica española y francesa de finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Además, es violista solista de la Orquesta Sinfónica de Madrid, la orquesta del Teatro Real, y profesora asistente de Nobuko Imaien la Escuela Superior de Música Reina Sofía de Madrid. Ciudad a la que ha llegado con varios premios internacionales y tras pasar por Alemania, Estados Unidos, Japón e Israel.

Antonio Hernández (AH) ¿Cómo se le ocurrió hacer un CD como Mosaicen tiempos de Spotify?

Wenting Kang (WK)– Fue un capricho. Las composiciones incluidas me gustan mucho y nunca habían sido interpretadas con viola.

Se me ocurrió trabajando con mis alumnos de la Escuela Superior de Música Reina Sofía. Siempre busco para ellos piezas interesantes o que no se hayan tocado. Piezas que solemos clasificar por países. En este caso, francesas y españolas que, desde mi punto de vista, están conectadas. Ambos idiomas proceden del latín y culturalmente comparten muchas cosas.

También pensé que no había tantos compositores franceses y españoles que tocar. Los más conocidos, o eran muy modernos, o muy barrocos, así que me puse a investigar.

Buscando di con los románticos, conDebussy[en el disco hay dos piezas suyas] y Fauré. También encontré obras deTárregaque me parecen preciosas y que pensé que me gustaría grabar alguna vez en la vida. Seguí buscando otras piezas hasta que tuve bastantes para grabar un disco.

AH ¿Cómo convenció a alguien para que produjese el disco?

WK– Estos compositores son bastante conocidos. No tuve que hacer nada especial ya que su música es preciosa. Tal vez, lo más difícil era convencer a alguien de que podían tocarse juntas, como si fueran el programa de un concierto.

Sin embargo, no tuve que hacer mucho para convencer a Sergei Kvitko[el productor del disco y el pianista que le acompaña en el mismo]. Cuando le presenté el proyecto se entusiasmó y quiso producirlo.

AH – De China a España hay un largo trayecto. ¿Cómo llega hasta Madrid?

WK– Sí. Es un largo viaje, pero a la vez, en el mundo de la música clásica, estamos viajando de un lado para otro todo el tiempo.

Dejé China con veintidós años. Primero viví en Estados Unidos durante tres años, donde estuve estudiando. Seguí estudiando durante otros dos años en Alemania antes de irme a Israel para tocar en la Sinfónica de Israel.

Estando allí, Nobuko Imai me ofreció ser profesora asistente en las clases que daba en la Escuela Superior de Música Reina Sofía, que está en Madrid, y acepté.

AH – ¿Qué es lo que busca con esos cambios?

WKCreo que siempre busco lo mismo. Aprender algo nuevo. Me fui de China a Estados Unidos y a Alemania a estudiar, a seguir aprendiendo. Luego me fui a Israel para aprender a trabajar con una orquesta. Y a España vine a aprender cómo enseñar.

AH – ¿Dónde estudió de pequeña?

WKEstudié en un colegio normal hasta los quince años

AH – ¿Estudiaba música?

WKSí, claro.

AH- ¿De dónde sacaba el tiempo para hacerlo?

WK– No sé en España, pero en China la escuela no ocupa mucho tiempo. Siempre tenía tiempo para practicar. El problema no era el tiempo sino ser constante.

Mis padres hicieron un buen trabajo. Como buenos padres chinos fueron estrictos. Especialmente mi padre. Cuando no me apetecía tocar siempre me decía que si quería tocar un instrumento tenía que hacerlo bien, en caso contrario era mejor no hacerlo.

 Recuerdo que tuvimos una reunión familiar en la que estaban mis padres, mis abuelos y mis tíos. Las personas mayores de la familia. Me preguntaron qué quería hacer, si quería tocar un instrumento. Respondí afirmativamente. Entonces me dijeron que tenía que hacerme cargo de la decisión que había tomado y trabajar duro.

AH – ¿Trabaja alguno de sus familiares en el sector musical?

WK No. Mi padre tocaba el violín, pero no profesionalmente.

AH – ¿Es la música clásica popular en China?

WK – Sí. Se ha popularizado mucho en los últimos diez años. Se han construido muchos auditorios y teatros que ofrecen conciertos.

AH – ¿Qué música se programa en dichos auditorios?

WK – Suelen alternar programas de música china y música clásica, como sinfonías. No se programa mucha música contemporánea.

AH – ¿Iba usted regularmentea conciertoscuando era niña?

WK – No, no mucho. Los conciertos de música clásica no eran muy populares en la ciudad en la que vivía.

 AH – Entonces ¿de dónde le viene su afición?

WK Vi a una niña tocando el violín en la televisión. Era una niña norteamericana de aspecto chino. Me enamoré de la música y del sonido del instrumento.

AH – ¿Tuvo un profesor particular?

WK Sí, lo tuve. Estudié con él hasta que comencé el bachillerato artístico. Cursábamos las mismas asignaturas que el resto de los estudiantes de bachillerato, pero a la vez se estudiaba música y nos daban tiempo para practicarla.

AH – ¿Cómo llega a los Estados Unidos?

WK En el mundo de la música clásica uno se mueve para ir a una escuela específica o para aprender con un maestro concreto. Cuando acabé los estudios musicales en Pekín quería irme fuera de China para seguir estudiando. Así que solicité plaza en Juilliard, Yale, Manhattan School of Musicy el New England Conservatory de Boston.

Fui aceptada en las cuatro, pero me decidí por la última porque en ella enseñaba Kim Kashkashian, una interprete que había conocido en el Festival de Viena y que me gustó mucho cómo tocaba. Así que no me resultó nada difícil tomar una decisión. Igual que no me costó tomar la decisión de tocar un instrumento. En general, no me cuesta tomar decisiones.

AH – ¿Le habla la música? ¿Le ayuda a tomar decisiones?

WK Sí. Siempre lo tuve claro. ¡Interpretar música me hace tan feliz! ¡Me da tanta alegría! Nunca tuve dudas de que quería tocar un instrumento. Ni siquiera de niña.

AH – Es normal que alguien quiera tocar el violín o el piano, ¿pero la viola?

WK Al principio yo quería ser violinista. Fue más tarde cuando me decidí por la viola. No fue un cambio brusco, sino una transición tranquila, poco a poco.

Por un lado, el cambio tuvo que ver con la posibilidad de ser solista. Por otro, con su ductilidad para poder desarrollar una voz propia. Cada interprete de viola puede personalizar su voz como instrumentista.

Su sonido es muy cercano a la voz interior de los seres humanos. Cuando se toca, los músicos puedenobtener un sonido que venga de lo más profundo de cada uno de ellos.

AH – Antes me ha dicho que le gusta enseñar ¿Qué le aporta enseñar a otros en su desarrollo profesional?

WK Aunque es cierto que enseñar es dar, para mí, enseñar es aprender. Aprendo mucho. Me he dado cuenta de que desde que enseño mi interpretación ha mejorado de forma importante. Sobre todo, en los detalles.

Cuando uno sabe hacer algo para poder enseñarlo hay que hacer un proceso de traducción que permite explicar a otras personas cómo hacerlo. Para que se sientan felices aprendiendo y tocando como yo. En ese proceso yo también aprendo mucho.

AH –¿Qué le decía Kim Kashkashiancuando estudiaba con ella?

WK Cada profesor tiene una personalidad diferente. Ella ha sido una de las profesoras que he tenido. Su estilo es muy distinguido. No habla mucho. Se lo piensa bastante antes de decir algo, pero cuando lo dice suele identificar aquello que es importante tener en cuenta.

Por ejemplo, una vez que estaba tocando una pieza, que según mi opinión la estaba tocando muy bien, ella se acercó y me dijo: “Tocas como el aspecto que tienes.” Y yo le pregunté: “¿Qué quiere decir? ¿Eso es bueno o malo?” Y ella me respondió: “Tocas muy bonito.”

En ese momento entendí que tocar un instrumento no tiene nada que ver con que se interprete bonito, sino con tener una personalidad, una voz propia. El arte tiene sus propias formas, pero no es solo bonito. Una flor es bonita, pero el arte está más allá de resultar bonito.

Son este tipo de cosas las que aprendí con Kim. Nunca te decía si tenías que tocar más alto o más rápido, te hacía pensar en cómo tocabas. Y con ella tuve muchas anécdotas como esta.Recuerdo otra en la que me dijo que ella no me podía enseñar a querer algo, que era yo la que tenía que quererlo.

Intento hacer lo mismo que ella con mis alumnos. Aunque creo que todavía me falta experiencia y cumplir años para conseguirlo. Su forma de enseñar tiene que ver con la sabiduría, algo que espero que me llegue con naturalidad a medida que vaya cumpliendo años.

AH –Tras estudiar en Estados Unidos se fue a estudiar a Alemania ¿Encontró muchas diferencias entre ambos países?

WK Sí. Son culturalmente muy distintos. Los alemanes son muy respetuosos con la tradición musical. Sin embargo, los estadounidenses son más abiertos en ese sentido, sobre todo en los programas musicales que hacen. Aunque esta diferencia no impide que en ambos países se produzcan nuevas obras, pero parten de distintas formas de acercarse a ellas.

AH –¿Es fácil tener una carrera internacional como la suya desde España?

WK En mi opinión, sí. Conozco a mucha gente que vive aquí y tiene carreras internacionales. Antes de la pandemia [de COVID] iba a tocar a China y a Japón todos los años.

 AH –Siempre ha habido diferencias políticas entre China y Japón ¿Cómo ha afrontado esas diferencias? ¿Ha sido tratada de forma distinta en Japón por ser china?

WK Japón es un paraíso para los músicos. Son muy respetuosos con todos nosotros. Una vez hice un concierto yo sola con un repertorio occidental con Bach, Britteny Telemannen el que agoté entradas con mucha antelación.

Nunca he tenido problemas allí. Conecto muy bien con los japoneses. Tal vez me aprecian tanto por la relación profesional que tengo con Nobuko Imai, que allí es una figura musical muy respetada.

Además, los músicos chinos somos bienvenidos en aquel país. De hecho, toco en un cuarteto de viola en Japón en el que dos de los intérpretes somos chinos. Creo que todos los que nos dedicamos a esto intentamos no poner fronteras ni barreras.

 AH –¿Cómo consigue tener tiempo para enseñar, tocar en la orquesta del Teatro Real y dar sus propios conciertos en otros lugares?

WK Me resulta difícil. Sobre todo, ahora que tengo un niño de dos años. Lo que intento es focalizarme en la tarea que estoy haciendo en cada momento. Cuando ensayo, ensayo. Cuando enseño, enseño. Y cuando estoy en casa me dedico a lo que tengo que hacer en casa.

Al final del día estoy agotada y a veces funciono en modo supervivencia. Sin embargo, creo que no sería feliz si no tuviera tantas cosas que hacer. Me gusta la vida que llevo, ya que me permite hacerlas. Aunque, en ocasiones, como todo el mundo, echo de menos tener algo más de tiempo libre.

AH –¿Ha cambiado su forma de tocar la viola después de ser madre? En el sentido de si ha modificado su perspectiva sobre el instrumento y cómo tocarlo.

WK Sí. Después de ser madre cambian muchas cosas. Dejas de ser egocéntrica. Me concentro mucho mejor en lo que tengo que hacer. Es como si lo viese todo más claro.

Las cosas dejan de girar alrededor de ti. Incluso en un concierto como solista, te das cuenta de que el concierto no va sobre ti, sino sobre la música.

Por ejemplo, el concierto del otro día [se refiere al concierto dado en el Auditorio Nacional de Música el 12 de abril de 2022 en la que era la viola solista] no era sobre mí, sino sobre la música de Bartók.

AH –¿Cómo prepara un concierto?

WK Todo comienza practicando la partitura y poniendo una fecha límite para aprendérmela. Por ejemplo, para el Concierto para viola y orquestade Bartók[vuelve a referirse al concierto que dio en el Auditorio Nacional de Música el pasado 12 de abril] me propuse saber tocar la pieza un mes antes de empezar a ensayarla con la orquesta.

AH –¿Es distinto si prepara un concierto con una orquesta que si es un concierto que va a dar usted sola?

 WK Es muy diferente. Si tienes una sinfónica detrás tienes que pensar en tocar a lo grande, en que el sonido de la viola tiene que llegar a la audiencia. Sin embargo, cuando vas a tocar solo en el escenario puedes plantearte crear más intimidad.

 AH –¿Tiene algún truco para preparar un concierto?

WK Siempre es bueno tocarlo delante de alguien antes de hacerlo para el auditorio. Lo que suelo hacer es grabarme dos o tres veces antes de dar el concierto. Al escucharme encuentro muchas oportunidades para mejorar mi interpretación.

Cuando voy a tocar con una orquesta, suelo hacerlo antes varias veces acompañada por un piano repetidor. Por ejemplo, cuando voy a ser solista con la Orquesta Sinfónica de Madrid, suelo tocar previamente con Ivor Bolton[que es el director de dicha orquesta y que toca el piano y el clavicémbalo]. Así entiendo mejor lo que quiere conseguir y le muestro el tempo con el que tengo pensado tocar.

AH – El nivel técnico que usted ha alcanzado con la viola, es muy alto. ¿Por qué sigue tan interesada en la técnica de tocar la viola y en el sonido que se le puede sacar?

WKNo pienso en mí como una técnico de la viola. Sin embargo, sí que creo que debo tener una alta competencia como instrumentista. Cuanto más competente eres, más libre te sientes a la hora de tocar. Si no dominas la técnica, no puedes expresar mucho.

AH – ¿Puede que todavía esté buscando su voz con la viola y la técnica le ayude en esa búsqueda?

WKSí, eso es.

 

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