La popular actriz María León es noticia en Madrid porque estrena La pasión de Yerma en los Teatros del Canal. Un texto de Lorca versionado por Lola Blasco que le hizo llegar Pepa Gamboa, la directora de la obra. Estreno que propicia el encuentro para hablar tanto del montaje como de su exitosa carrera de actriz en la que no faltaron noes.
Antonio Hernández (AH) –¿Qué necesidad tiene una exitosa actriz televisiva y cinematográfica como usted de hacer una obra de teatro?
María León (ML)– Tenía muchísimas ganas. Lo he hecho para buscar mis raíces como actriz. Por aprendizaje, porque sin dificultad no hay aprendizaje. A mí me queda todavía mucho que aprender.
También quería conectar conmigo misma desde la intimidad que da el teatro. Aunque interpretar en teatro tiene que ver con interpretar en un audiovisual, al mismo tiempo, no tienen nada que ver.
Lo interesante en ambos medios es contar historia y contarlas con carne cruda. Es decir, conectar con lo más primitivo que uno tiene. Lo que es para mí un reto importante y bonito. Me permite recordar por qué me dedico a esto, cuál es la pasión que me mueve a interpretar. Sin ese reto uno no se mete en esto porque los nervios son tremendos.
AH – ¿Por qué Yerma?
ML –Tenía ganas de hacer Yerma y he tenido varias versiones. Pero cuando me llegó la versión de Lola Blasco me decidí porque es una versión actualizada con un color que no había visto antes, que no había sido capaz de intuir, aunque mantiene la mayor parte del texto original de Lorca.
Además, pensé que, si tenía ganas de bailar en el teatro, hacerlo con Lorca y con esta Yerma era bailar a lo grande.
Lo primero que me llamó la atención fue la versión de Lola y luego que Lorca me permitía explorar mis raíces, quién soy y cómo soy. Me permitía explorarlas de cara a la profesión y conectarme con ella desde otro sitio.
Lorca es un regalo para mí. Tiene mucho que ver conmigo. Somos de la misma tierra. Eso me conecta mucho con él y con la obra.
AH – ¿Qué tiene Yerma de María León y María León de Yerma?
ML – La parte más primitiva y animal que tenemos las dos. Algo que se va perdiendo en esta sociedad, que vamos limando a medida que nos socializamos. Sin embargo, para esta Yerma era necesario recuperarla. Yerma es un animal con una manera específica de olfatear la vida.
AH –Algunos directores de escena les piden a los actores que identifiquen el personaje que van a representar con un animal ¿qué animal es Yerma para usted?
ML– La veo como un felino. No sé cuál. Puede que un jaguar. De una pieza y de un color con unas patas grandes.
AH –¿Ha hecho más teatro anteriormente?
ML– Hice teatro al principio de mi carrera. Aunque ya había hecho varias cosas en televisión me presenté a una audición para representar Juan de Mairena con Juan Carlos Sánchez como actor y Pedro Álvarez Osorio como director.
Tuve que inventarme que estaba mala para poder ir a la audición. Entonces yo trabajaba en una tienda de ropa para poder pagar el alquiler y no podía perder el trabajo si no me cogían.
Pero me cogieron y estuve casi un año y medio de gira. Incluso fui a Latinoamérica. Fue un aprendizaje brutal. Sobre todo, aprendí a trabajar con el físico y con el cuerpo. Adquirí consciencia sobre muchos elementos de mí. Sobre cómo como contaba y como me mostraba en escena. Me dio mucha base.
Recuerdo aquella experiencia con mucha nostalgia y mucho cariño. Por suerte, tras esta experiencia, he trabajado mucho en cine y en televisión, me enganché a esos medios.
Sin embargo, llevo un tiempo diciéndome que quería mojarme un poco más, poner los pies en la tierra. Y fíjate por donde me los voy a mojar de verdad con Yerma. El papel no es pequeño y es una responsabilidad tremenda. Al que, además, Lola Blasco ha sabido contar con muchísimo color y muchísimo brío.
AH- ¿Qué se llevó de la experiencia de Juan de Maicena al cine y a la televisión?
ML– El teatro puso a prueba el instrumento que yo tengo como actriz. Lo probé en muchos escenarios. Así le he podido sacar más jugo a la hora de actuar.
El audiovisual es otra cosa, otro lenguaje. Siempre te queda la manera de trabajar, pero el trabajo físico es otro. Cuando hay una cámara se cuenta la mentira de otra manera. Hay que tener en cuenta la parte técnológica. La cámara permite contar muchas cosas con un simple abrir y cerrar de ojos.
En el teatro siempre tienes que terminar la obra. Y cuando estás en escena eres la única directora del personaje y de tu interpretación. Tienes que ocupar el espacio y contar un abrir y cerrar de ojos con volumen.
AH- Tal y como lo cuenta parece que le interesa el teatro ¿qué hizo que se quedara en el medio audiovisual?
ML– El trabajo. Las oportunidades laborales, aunque también las “no” oportunidades laborales. Hubo muchos noes de los que aprendí mucho. Uno está aprendiendo constantemente.
He trabajado mucho y todo lo he hecho con mucho corazón. Daba igual si era la protagonista o si era un personaje episódico o secundario.
He hecho episódicos en todas las series que he podido. En algunas se me veía y en otras no. Con esto, poco a poco, conseguía mantenerme y no desesperarme. Tampoco quería llegar a ningún lugar. He sido la mujer más feliz del mundo pudiendo estar ahí, desarrollándome como actriz y contando historias.
Creo que esto es lo que me ha permitido tener una continuidad. Pero trabajar sigue siendo igual de emocionante y tengo los mismos nervios que cuando salí de la escuela e iba a las audiciones y me decían que no me cogían y volvía a casa llorando en el metro.
Esos papeles me dieron una persistencia en el medio y me permitieron entrenar el trabajo de actriz. Un trabajo que no solo es lo que se ve, sino también lo que no se ve. Lo que haces en tu casa para estar bien, seguir y no desesperarte.
En mi opinión, es importante tener la ambición de crecer profesionalmente, pero no la de llegar a ningún lado. Estoy convencida de que la interpretación no te coloca nunca en ninguna parte. Todo lo contrario. Te mantiene todo el tiempo en movimiento.
Si consigues mantenerte en ese movimiento es más fácil que trabajes. Es cierto que en esta profesión tienes momentos más activos y otros menos, pero nunca logras desconectarte de ti ni de tu cuerpo. Solo puedes sobrevivir si mantienes activa tu herramienta de trabajo, haciendo gimnasia con ella.
AH – ¿Cómo se formó para ser actriz?
ML – Estudié en la escuela La platea. Un centro que fundó en Madrid Juan Carlos Sánchez cuando dejó el Centro Andaluz de Teatro (CAT) en Sevilla.Formé parte de la primera promoción de la escuela.
Gracias a esta escuela descubrí la magia de esta profesión. Donde yo aprendí a trabajar con mi cuerpo. Donde se daban clases de danza clásica y contemporánea, de canto y de voz, de interpretación, de historia del arte. Todo se hacía desde el juego. Los profesores que tuve eran actores, bailarines y profesionales que todavía están en activo y que sigo admirando.
Aunque, en mi opinión, uno se forma realmente trabajando. En mi primer papel estuve fatal. Había muchas cosas que uno no aprende en la escuela. Uno aprende trabajando y he tenido la suerte de trabajar mucho. Sigo aprendiendo cada día que voy a trabajar, encontrando maneras nuevas de hacer magia porque los intérpretes a lo que nos dedicamos es a hacer magia.
AH – Usted es muy popular y seguramente le llueven las ofertas laborales, pero ¿le siguen diciendo que no?
ML – El trabajo del actor nunca ha sido estable ni fácil se sea o no conocido. Es cierto que gracias a las plataformas hay ahora más oportunidades de darlos a conocer. Por otro lado, las redes sociales ayudan a la hora de ser popular y mantener esa popularidad. Pero esto no significa que uno trabaje más.
Más que por la popularidad, creo que es el trabajo que he hecho el que hace que reciba guiones y poder elegir aquel que me gusta. Aunque soy consciente que ser actor es trabajar duro y no siempre se pueden elegir los papeles. Hay que tener en cuenta que uno trabaja para poder comer.
Así que, no, pienso que la popularidad no tiene nada que ver con el trabajo que hago. Sí ayuda el ser conocida, tener un trabajo que ofrecer, tu creatividad, tu color. Pero eso no impide que tengas que seguir luchando para poder seguir interpretando.
Soy muy afortunada. Ahora mismo no hay nada que me hayan dicho que no. Es cierto que hay papeles de personajes bonitos que no me llegan y que hacen otros compañeros a los que doy las gracias por vérselos hacer. En estos casos, siempre me digo que ojalá me lleguen papeles como esos y poderme dar el viaje que se ha dado ese compañero.
AH – ¿Qué son personajes bonitos?
ML –Personajes que tienen conflicto y que ofrecen dificultad para ser representados. Personajes que tienes que comprender y acompañar. Por los que tienes que caminar. A los que tienes que llegar a amar lo suficiente para defenderlos. Un personaje al que tienes que encontrar su humanidad, incluso sin entenderlo, para contársela al espectador. Un personaje que tenga algo que contar.
AH – ¿Cómo se prepara para conseguir contar esa humanidad?
ML – Lo primero saboreando el texto. Me lo como como si estuviera comiendo las papas de mi madre. Después de la lectura hay que ponerle su propia salsa. Hay que ponerle tu carne para que se pueda producir la comunicación.
A mí me gusta mucho componer el personaje desde su manera de andar. Empiezo siempre por lo físico. Y en lo físico intento escuchar su contar, su necesidad. En esa escucha es donde intento crear el personaje tirando del texto.
Es cuando empiezo a ponerles sonido, la manera de andar que he comentado, el latido, cuando empiezan a surgir cosas y tú mismo te vas sorprendiendo. Un trabajo que junto con el texto te indica que puedes permitirte y que no. Es en ese momento cuando el personaje me dice que tiene una historia y que le tengo que escuchar para que la gente se entere de esa historia.
Crear un personaje es de las cosas más bonitas que te pueden pasar. Es muy emocionante ponerle alma y hacerle latir.
AH – ¿Qué importancia tiene la dirección y el resto de los compañeros en la composición de los personajes que interpreta?
ML – Todo. Es como si yo fuera la cabeza de un dragón y los demás son los que te ayudan a ponerle el cuerpo y las patas para que pueda andar. En este trabajo todos formamos una unidad. No solo con el resto del elenco, sino con todo el equipo.
Por otro lado, los personajes más pequeños suelen ser los más necesarios porque suelen ser los que más cuentan. Están puestos con una función muy concreta, para decir algo. Por eso estos personajes y los actores que los podemos interpretar son para mí muy importantes.
Es tan cómo te cuento que una actriz debe tener una escucha para adaptar su personaje al otro.
AH – Me imagino que el primer día de ensayos usted llegaría con una idea de Yerma ¿cómo le cambio esa idea en contacto con el resto del equipo durante el proceso?
ML – Antes de empezar los ensayos ya había hablado con la directora. Fue ella la que me pasó el texto en el que se entiende muy bien el personaje. Su tierra, donde vive. Su forma de olfatear, su pasión.
Es cierto que cada actriz tiene algo. Ni mejor ni peor. En mi caso, tiendo a abrirme en canal, no tengo ningún problema para desnudarme por dentro. Esta Yerma te abre en canal. Desde primera hora entendí sus intenciones y lo que la movía, porque lo que tiene ella lo tenemos todos. Es algo primario y primitivo, al menos en la versión que ha hecho Lola Blasco. De hecho, leí el texto y dije “¿A dónde hay que ir para hacerlo?”
AH – Carmen Machi y otras actrices han dejado la televisión teniendo mucho éxito para dedicarse más al teatro ¿Puede suponer Yerma el inicio de una carrera teatral más larga con más peso en su trayectoria profesional?
ML – Creo que Aida era una serie muy popular y le exigía a Carmen Machi mucha responsabilidad. Imagino que la dejó y se dedicó al teatro porque tendría necesidad de conectar con la actriz que ella era. Posiblemente fue una decisión muy personal.
También ha sido una decisión mía y muy personal el hacer esta Yerma. Sin embargo, no me encuentro ni con la necesidad ni con las ganas de decir noes. Ojalá pudiera decir muchos síes y no parar de contar historias.
De hecho, a la vez que hago teatro, estoy rodando una serie para AtresMedia que se llama Heridas. Es la versión de Madre, una serie japonesa y que estoy haciendo junto a Adriana Ugarte. Siempre que mi cuerpo aguante estaré ahí para darlo todo.
AH – Lleva hechas muchas entrevistas ¿hay algo que no le hayan preguntado en todas esas entrevistas y de lo que le gustaría hablar?
ML – Nunca me preguntan si he disfrutado con el proceso de construcción del personaje. Si me lo preguntases, en el caso de Yerma, seguramente te responderé que no [lo dice como si esperase una reacción de incredulidad en el entrevistador, antes de explicarse].
Este personaje me ha dado mucha responsabilidad y he sentido vértigo. Sin embargo, con mucha probabilidad fue este vértigo el que me atrajo para hacerlo. Sufrir es parte de la vida, y también de la vida de un actor. He sufrido durante el proceso de construcción de Yerma como personaje. Sin embargo, ahora, cuando estoy en el escenario, lo disfruto mucho.